Hundimiento de la Fragata HMS Ardent :
3º Escuadrilla
Aeronaval de Caza y Ataque
Desde muy temprano los integrantes de la Tercera
Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque estuvieron reunidos en la sala de
prevuelo de la Base Aeronaval Rio Grande, los doce pilotos escucharon las
indicaciones del comandante de la unidad, el Capitán de Corbeta (CC) Rodolfo
Castro Fox y luego ultimaron los detalles de la misión, las órdenes del Comando
especificaba que la 1°Divicion, formada por dos secciones de tres aviones cada
una, debía atacar un buque de transporte que estaba en Bahía Fox en la Gran
Malvina, al sur del estrecho de San Carlos, los seis aviones despegaron exactamente
a las 10:15 y pusieron rumbo de inmediato a las islas, pero instantes después
se les ordeno cambiar de ruta y dirigirse hacia el norte del estrecho y atacar
a dos buques, otra llamada posterior modifico nuevamente las ordenes, debían
regresar ya que en el lugar indicado no había dos buques, si no doce.
-Ni bien aterrizaron los pilotos de la 1°Division se reunieron con los miembros de la 2°Division y junto planificaron una nueva misión de características totalmente diferente, atacar una Fragata que puede estar al sur del estrecho de San Carlos o navegando hacia ese lugar, de acuerdo con informaciones obtenidas, se trataba de un buque “piquete”, es decir, de un buque adelantado a la propia fuerza cuya tarea consiste en alertar sobre eventuales ataques de aviones Argentinos provenientes del continente, después del almuerzo, los tres primeros pilotos que debían partir primero ascendieron a una camioneta que los acerco rápidamente hasta donde estaban los aviones, luego de la inspección exterior el CC: Alberto Philippi, líder de la misión, se ubicó en el 3-A-307, el TF: Marcelo Márquez como numeral uno en el 3-A-314 y el TN. José Arca como numeral número dos en el 3-A-312, en fila los tres A-4Q comenzaron a rodar hacia la cabecera de pista y como era habitual en Rio Grande, la permanente llovizna caía sin cesar, muchas veces la tensión que se siente cuando se está por llegar al blanco hace cometer errores y provocar olvidos, por lo tanto Philippi y sus numerales conectaron todas sus llaves de armamento con excepción del “master” que es lo último que se debe accionar antes del ataque, cada avión llevaba cuatro bombas Mk.82 Snakeye de 500 Libras (227 Kg) y 190 tiros para c/u de los dos cañones Colt Mk.12 de 20mm, lo planeado era que a unos 2000 Mts (2 Km) del objetivo se finalizaría con las manio-bras evasivas, se ascendería, se dispararía los cañones, a 450 nudos y cuando la “piper” de la mira pasara por la proa del blanco se apretaría el botón que lanzaría las bombas en reguero separadas por 40 Mts.
Cap. de corbeta Alberto Philippi |
-Philippi puso máxima potencia e inicio la carrera, segundo
después lo siguió Márquez y Arca, en ese orden, ya en el aire, los tres aviones
se reunieron y ascendieron a 30.000 pies, la altura prevista para la
navegación, la distancia hasta el blanco era de 400 MN debiendo comenzar el
descenso unas 100 MN antes para evitar entrar en el lóbulo de los radares
enemigos, asimismo antes de llegar a las islas ya deberían estar volando rasante,
de acuerdo a ese perfil, llegar al objetivo le demandaría menos de una hora, en
pleno vuelo el controlador del radar de Rio Grande se comu-nicó con Phillipi
para advertirle que en el área en que ataca-rían estaba protegida por una
Patrulla Aérea de Combate (PAC) Harrier formada por dos aviones, minutos
después, mediante otra comunicación, se les informo que el objetivo de
alternativa, en el caso de no encon-trar un buque al sur del estrecho, era
cualquier unidad que se encontrase en San Carlos, Philippi miró hacia ambos
costados, preocupado, allí estaban sus numérales a quien el conduciría en una
misión difícil, extrema-damente difícil, iban solos sin ningún tipo de cobertura
aérea con relativas posibilidades de caer por sorpresa sobre el buque enemigo y
con la certeza de que se encontrarían con aviones enemigos cuya única tarea era
el eliminar a todo posible avión agresor, en verdad llevaban todas la de
perder, para el cruce a las islas no contaban con sistema de navegación, con un
movimiento de alas, Philippi le anuncio a sus numerales que debían comenzar a descender, el silencio
de radio era estricto, todo lo habían conversado en el prevuelo, cualquier
dialogo entre los pilotos podía ser captado por los Ingleses aun antes de estar
dentro del alcance del radar, los tres aviones iniciaron el descen-so al mismo
tiempo que conectaban el “master” de armamento, a partir de ese momento las
bombas saldrían con solo apretar el botón del bastón de mando, de pronto, y
confundidas entre las nubes que las rodeaban, aparecieron las islas a la vista
de los pilotos, unos cinco minutos antes de lo esperado, era eviden-te que el
viento de cola, mayor que lo previsto por el control de meteo-rología, había
“empujado” más de lo calculado, ese adelanto podría haber permitido la detección
por parte del enemigo, por ello Philippi dispuso descender más, minutos después
estaban volando rasante, la navegación la realizaban por velocidad, rumbo,
tiempo, referencias visuales, cuando las tenían, o por estima, todo a razón de
siete millas y media por minuto, cuando recalaron en la Isla de los Pájaros al
SO de la Gran Malvina, los tres aviones se pegaron a la costa volando a tan solo
50 Pies del agua, con un movimiento perfectamente sincronizado adoptaron la
configuración de ataque, el líder adelante, abierto hacia la derecha el numeral
uno Y a la izquierda “balancean-do” la formación, el numeral dos, de esa forma
los numerales se apoyaban mutuamente y le cuidaban las “espaldas” a su líder permitiendo
que la división alcanzara una perfecta agilidad de maniobra, giraron por la
derecha y si-guiendo el contorno volaron hasta llegar a Cabo Belgrano, el tiempo
había empeorado, el techo de nubes estaba apenas a 500 Pies de altura, por lo
que no podíamos ascender para ampliar el campo visual, además los chubascos
habían ido aumentando en intensidad a la par que la visibilidad no alcanzaba a
1000 metros, obligando a los numerales a cerrarse a fin de mantener el
contacto visual, el Cabo Belgrano se presentaba ante sus ojos como una mole
rocosa impre-sionante que salía en forma perpendicular de un mar totalmente negro
cuyas olas salpicaban los parabrisas de los aviones y se metía en las nubes,
los pilotos, a casi 900 Km/h, trataban por todo los medios no llevarse por
delate ningún accidente costero, el panorama no podía ser peor, en esos
instantes Philippi vacilo, ¿debía regresar a Rio Grande o continuar a pesar de la
mala situa-ción en que estaba la aproximación al blanco?, el hecho de regresar estaba
profesional y operativamente justificado, no solo las pésimas
condiciones meteo-rológicas abalaban la decisión de volver a la base, si la
fragata Inglesa se encontraba en el estrecho de San Carlos, lanzaría un misil mientras
Philippi todavía le res-taban 4 MN para divisar el buque Ingles, era evidente
que no tenían ninguna chance, recibirían un “misilazo” mucho antes de que ellos
tuvie-sen una idea clara de donde estaba el enemigo o la certeza de que allí
hubiese realmente una nave Británica, ni siquiera tenían un detector de contra
medidas electrónicas como para saber si habían sido detectados o si estaban
siendo “iluminados” por un radar de control de tiro del tipo por ejem-plo,
empleado por el sistema Sea Wolf, sin ninguna duda las circunstancias desfavorables
justifica-ban plenamente la decisión en el sentido de regresar, pero Philippi
pensó, “vamos a ver qué pasa más adelante, tal vez esto mejore”, los tres
aviones giraron hacia la izquierda y efectuando una navegación estimada, ya que
no veían nada, pusieron rumbo 070° para cruzar la boca del estre-cho de San
Carlos, el cruce debían hacerlo en cuatro minutos que se les hicieron eternos,
Philippi pensaba llegar a la costa opuesta mucho antes y sin quererlo rompió el
silencio de radio:
-¡Que largo es esto!
-Exclamo, refiriéndose a lo ancho del canal, esa frase por
sí sola, refleja toda la tensión y ansiedad de ese momento, sus numerales
comprendieron el significado de lo que habían escuchado, no respondieron, ellos
también se sintieron desprotegidos en medio del canal, como en el estrecho no
había nada, Philippi decidió dirigirse hacia el blanco alternativo, los buques
que estuviesen en Puerto San Carlos, ni bien llegaron a la costa oeste de la
isla Soledad giraron hacia la izquierda y pusieron rumbo 025° sobrevolando la
playa a 50 Pies de altura y a 450 Nudos de velocidad, paulatinamente fue
mejorando la meteorología, pasando Puerto Findlay divisaron un buque que de
acuerdo con la primera estimación, estaba muy cerca de Puerto Rey, Phillippi
que estaba al frente de la formación, advirtió con una seña a sus numerales,
pero al acercarse un poco más notaron que era un buque civil, concretamente se
trataba del Rio Carcarañá, una nave Argentina ya neutralizada por los Ingleses,
continuaron hacia Puerto San Carlos, unas 5 MN antes de llegar a la Bahía de
Ruiz Puente, vieron, detrás de la piedra North West Island, que es una roca que
aflora cerca de Punta Federal, en el extremo norte de la bahía, el palo y las
antenas de un buque de guerra, en ese preciso momento se escuchó la vos de
Arca:
-Un buque señor
-Vamos a atacarlo
-Respondió Philippi
-La primera intención del líder fue atacar directamente
buscando la protección de las piedras durante la aproximación, pero el barco se
movió con sorpresiva rapidez saliendo de detrás de las rocas y buscando el
centro del canal, pensando que el buque ya los había detectado, Philippi giro a
la derecha para buscar mimetizarse en el radar con el eco de la costa, recorriendo
todo el borde de la bahía en un giro suave hacia la izquierda, quedo en
condición favorable para atacar desde la aleta de babor, hacia la amura de
estribor, es decir, cruzarlo como corresponde, de atrás hacia adelante, los
numerales seguían a su líder manteniendo la formación balanceada, Philippi tuvo
la intención de mantenerse oculto tras las piedras y “salirle” al buque desde
ese sector, pero la nave se movió tan rápidamente que se vio obligado a
realizar un brusco giro hacia la izquierda para buscar la corrida de ataque,
como resultado de ese movimiento, Arca se quedó sin radio de giro como para
mantener la posición y tuvo que deslizarse hacia afuera, a la derecha, quedando
en segundo lugar, a su vez Márquez, para mantener la premisa de atacar desde
distintos ángulos, se deslizo hacia adentro quedando en tercer lugar y la
izquierda del líder, ya a distancia Philippi apretó el gatillo de los dos
cañones Colt Mk.12, pero se trabaron, con un movimiento del bastón ascendió
para descargar las cuatro bombas, el buque había comenzado a tirarles con sus cañones
AA, en ese momento vio, sobre la proa dos “splash” en el agua provocado por el
disparo de misiles, si bien no observo los misiles, esos “splash” le indicaron
que aquellos estaban en el aire, al pasar sobre el blanco Philippi apretó el botón para lanzar las
bombas e inmediatamente inicio el escape efectuando maniobras evasivas, es
decir giros bruscos hacia una y otra banda, el buque a toda velocidad giraba a la
izquierda tratando de evitar el ataque.
Pilotos aeronavales : izq. capitán de corbeta Alberto Philippi der. teniente de navio José Arca |
-Volvemos por la misma
-Dijo Philippi indicándoles a sus numerales que regresaban
por la misma ruta ya que por allí no habían encontrado obstáculos, en ese
momento la voz de Arca:
-¡Bien señor!, ¡Una en la popa!
-Antes de iniciar su ataque, Arca que volaba detrás de
Philippi fue testigo del ataque de su líder, jamás un piloto puede ver el resultado de sus lanzamientos, pues
luego de descargar su arma-mento tiene que preo-cuparse de una sola cosa,
escapar, cuando Philippi realizo ese giro a la izquier-da para estar en
distancia de tiro, Arca quedo a menos de diez segundos del avión líder, el
buque ya había comenzado a disparar forman-do una verdadera cortina de fuego, se
veían claramente las explosiones en el aire y los impactos en el agua, en
momentos en que Arca gatilla-ba sus cañones vio que el buque se iluminaba y
quedaba oculto por una espesa humareda había lanzado misiles, hizo girar
bruscamente hacia la derecha para evitar los disparos al corregir el rumbo vio
que salían las bombas del Philippi las que se frenaron para dar tiempo a que se
armara la espoleta si las bambas estallaban, el área de esquirlas ocasionada
por la explosión daría de lleno en su avión, tuvo la esperanza que ninguna
explotara, pero la última dió de lleno en la popa, humo negro, fuego, trozos de
hierro, agua y uno que otro cuerpo humano, todo entremez-clado, se levantó por
el aire, Arca sin otra alternativa paso en medio de ese infierno y descargo sus
bombas.
-¿Y Márquez?
-Pregunto Arca ansioso
-¡Otra en la popa!
-Grito Márquez sin ocultar su entusiasmo
-De inmediato y luego de que Márquez descargara también sus
bombas, los tres aviones bien pegados al agua, se reunieron mientras escapaban,
Philippi, adelante a su derecha y a unos 1000 metros, Arca, y a la derecha de
este y a poco menos de 1500 metros Márquez, no había pasado ni quince segundos cuando
se escuchó la voz de Márquez que angustiado gritaba:
-¡Harrier!, ¡Harrier!, a la izquierda
-Los estaban esperando arriba, como no habían podido
interceptarlos antes del ataque, los Harrier los esperaban para “cazarlos”
durante el escape, eran dos Sea Harrier “negros” de la Royal Navy piloteados
por el Lt: Clive Morell (XZ457) y el Flt.Lt John Leeming, piloto de la RAF, en
el (XZ500),la orden de Philippi no se hizo esperar:
-¡Lanzar cargas exteriores!
-Los A-4Q llevaban dos tanques de combustible suplementarios
de 300 Gal (1300 Lts) y un lanzador múltiple de armamento que a los efecto del
vuelo eran aerodinámicamente resistencia por consiguiente para alivianarse y
lograr agilidad era necesario desprenderse de todo aquello que significara trabas
para evadirse rápidamente de los aviones enemigos, Philippi y Márquez lanzaron
sus cargas exteriores
-Tratemos de llegar a las nubes
-Dijo Philippi mientras continuaba efectuando maniobras
evasivas en dirección al sur del estrecho cuando miro hacia el avión de Arca vio
que todavía llevaba los tanques suplementarios colgados debajo de las alas
-Arca, los tanques también
-Grito a su numeral
-Arca miro su jefe, en ese preciso instante el Sea Harrier
de Leeming disparo una ráfaga de 30mm sobre el avión de Márquez, pero dió en el
agua, la segunda ráfaga impacto de lleno en el A-4 provocando el estallido de
la turbina por lo que el aparato prácticamente se desintegro en el aire, cuando
Arca, totalmente ajeno a la suerte corrida por su compañero se disponía a
lanzar los tanques suplementarios, vio que el Sea Harrier de Morell lanzaba un
Sidewinder que luego de un breve recorrido se introdujo en la tobera del avión
de Philippi, el avión entonces comenzó a temblar y trepar como encabritado,
Philippi trató de bajar la naríz de su A-4Q, pero el bastón de mando estaba
como soldado, no se movía, con ambas manos trato de llevar el bastón hacia
adelante, en ese momento vio que el Sea Harrier que se encontraba a su derecha
y abajo se acercaba para rematarlo, por lo que se eyectó.
-Me dieron, me eyecto, estoy bien
-Dijo Philippi con voz entrecortada.
-Normalmente cuando se “corta” turbina y se saca el freno de
picada, el avión se desacelera de forma instantánea, con el avión de Philippi no
ocurrió tal cosa, si no que continuo sin experi-mentar la reacción esperada con
la mano derecha tomo la manija y dijo para sí mismo “halla voy” y tiro con fuerza, una fuerte explosión lo
aturdió al mismo tiempo que sentía un fuerte dolor en la nuca y se desmayó, es
muy probable que esto haya sucedido por la alta velocidad que llevaba el avión,
el manual del piloto recomienda el reducir al mínimo la velocidad al momento de
la eyección, en este caso la velocidad era de 500 Nudos (926 Km/h), cuando Arca
vio que el misil impactaba en el avión de su jefe se quedó bloqueado por una
fracción de segundos, su capacidad de asombro estaba colmada, era su primera
experiencia de combate y las emociones se le habían acumulado excesivamente en
pocas horas, pero los impactos en su ala derecha lo volvieron a la realidad,
el Sea Harrier a los mandos de Morell intento dispararle un Sidewinder, pero
este no salió por lo que apeló a los cañones de 30mm, esa primera ráfaga
“hundió” el avión de Arca que casi impacta contra el agua, rápidamente tomo la
manija de eyección, pero como logró controlar el aparato la soltó, para romper
la línea de tiro del Sea Harrier Arca comenzó a ascender, no tenía con que
tirarles, pero si lo perseguía podía dificultarles los disparos, otra cosa no
podía hacer en eso estaba cuando recibió otra ráfaga de 30mm disparada por el Sea Harrier de Leeming (*) que dió en el ala izquierda, dos luces de alarma se encendieron en el tablero del A-4, Arca mediante un fuerte viraje a la izquierda fue al encuentro del Sea Harrier listo para eyectarse pues estaba con endurecimiento de los controles por fallas
hidráulicas y sin oxígeno, de pronto los dos Sea Harrier giraron bruscamente y se alejaron, ya no tenían ni munición ni
combustible con el avión en esas condiciones, Arca tenía que recurrir a los controles manuales o eyectarse,
recordó que el manual de instrucciones recomendaba conectarlos con el avión
estabilizado y a no más de 200 Nudos de velocidad, el volaba a 480 Nudos sin poder
reducir la velocidad, decidió intentarlo, tiro de la mani-ja y el avión
respondió bien por lo que continuo navegando con controles directos, sin
dudarlo, puso rumbo a Puerto Argentino pero evitando pasar por Pradera de
Ganso, miró el tablero, velo-cidad, 500 Nudos, combustible, 1100 Libras y en marcado
descenso, los proyectiles de 30mm le habían hecho seis agujeros en el ala
izquierda y cuatro en el ala derecha provocando la perdida de combustible, el avión
en ese punto solo contaba con el combustible de los tanques del fuselaje
ubicados detrás del asiento del piloto, Arca se concentró en el vuelo, en esas
condiciones debía evitar colisionar con el suelo y además lograr comunicarse
con Puerto Argentino para que la artillería AA no le dispara, ya había ocurrido
que un avión resulto derribado por AAA propia y no deseaba pasar por la misma experiencia, varias luces de alarma del tablero comenzaron a
encen-derse, el indicador de combustible dejo de funcionar y la pérdida de oxigeno se
hizo ostensible, como no podía sacarse la máscara pues el micrófono formaba parte de ella,
la corrió hacia un costado de la cara y comenzó a llamar a Puerto Argentino.
-TALA, aquí TABANO 312
-TALA, aquí TABANO 312
-Nadie respondió
-Luego de insistentes llamadas Arca escucho en sus
auriculares la voz del piloto de Ejercito, Cap: Jorge R Svendsen quien a los mandos
del UH-1H (AE-424) Junto con el Sgto 1° Miguel A.Santana y el Cbo 1° Martin
H.SanMiguel estaba en vuelo por la zona:
-TABANO, aquí ALJIBE, lo estamos escuchando fuerte y claro,
lo dejo libre para que hable con TALA
-TALA no me escucha, ¡hágame puente!, ¡dígale que paren el
fuego que voy en emergencia!
-Quédese tranquilo, lo tenemos controlado, el fuego ya paro
-Le comunico Svendsen
-En ese preciso momento Arca escucho en su canal una
comunicación en ingles entre pilotos de dos Harrier por lo que decidió no seguir
hablando, estos aviones contaban con instrumentos que permitían ubicar el lugar donde estaba
la fuente de emisión de cualquier señal de esta forma podía ir e interceptarlo:
-¿Me escucha TABANO?
-Pregunto Svendsen
-Sí, sí, corto
-Respondió Arca
-En silencio absoluto continuo con su navegación, de pronto
y ayudado por la carta que llevaba sobre la rodilla derecha pudo identificar la
estancia Fitz Roy, en pocos segundos estuvo sobre el mar, como ya estaba
próximo a Puerto Argentino comenzó
a llamar:
-TALA, aquí TABANO 312
-Cuando estaba por repetir el llamado Puerto Argentino
respondió:
-TABANO, aquí NIPON
-Al fin, adelante NIPON
-Lo tengo en la pantalla, puede eyectar
-Entre los pilotos eyectar es mala palabra pues la
experiencia dice que nunca se sabe que secuelas puede dejar una eyección, de
ahí que siempre sean reticentes a este procedimiento
-No, no eyectare
-Dijo Arca
-Voy al aterrizaje, pero no tengo la pista a la vista, no
veo nada.
-Venga tranquilo que lo tenemos en la pantalla.
-Allá voy…
-Pongo rumbo Este
-En ese momento aparecieron dos Sea Harrier que habían
escuchado la conversación de Arca con el helicóptero de Ejercito, cuando lo vieron
se lanzaron en picada disparando sus cañones, pero afortuna-damente erraron los
disparos, sin acercarse demasiado giraron bruscamente y se perdieron en el mar
rumbo al NE, Arca, cuya capacidad de asombro había llegado a límites
incomprensibles, se repuso del susto y realizo un giro para ubicar la pista.
-¿Y qué va a hacer?
-Pregunto el controlador del aeropuerto
-Voy a bajar el tren de aterrizaje
-Bueno, está bien
-Disminuiré la velocidad
-En ese momento Arca escucho una voz conocida
-¡Pucha que sos puntillosos!, estas en emergencia, ni
pienses en bajar la velocidad, baja el tren y vení al aterrizaje
-Dijo el Vicecomodoro Iannarielo tratando de darle
tranquilidad, Arca movió la palanca tratando de accio-nar el tren de aterrizaje con
el sistema de emergencia, pero el indicador le marcaba que mientras que la
rueda de nariz y la derecha estaba abajo y trabadas la izquierda estaba
“insegura”
-Tren abajo, pero tengo fallas eléctricas
-La voz de Arca era el fiel reflejo del difícil trance por
el que
estaba pasando
-¿Tenes algún inconveniente?
-Pregunto Iannarielo
-Si, tengo indicación insegura del tren
-¿Qué pensas hacer?
-Repregunto Iannarielo
-Pasare sobre la torre, verifique si el tren está bien
-Arca disminuyo la velocidad y paso por arriba de la torre y
nuevamente escucho la voz del Visecomodoro
-No es que el tren este inseguro, directamente el tren
izquierdo no está, solo está el agujero y puedo ver el cielo a través de la
cantidad de orificios que tiene ese avión, no pierdas más
tiempo, anda a la bahía y eyecta
-En verdad el avión de Arca estaba todo agujereado el ala
izquierda tenía tremendos agujeros y el timón de dirección había sido averiado por
los disparos de los aviones Ingleses, no le quedaba otra alternativa, debía
eyectarse, trato de centrar el avión, cuando logro bajar la potencia y frenar
hasta los 170 Nudos le vino a la memoria el accidente del Teniente Peña, “la
máscara” dijo en vos alta, a pesar que los procedimientos acon-sejan eyectar con
la máscara, se la quitó, tomo la manija de accionamiento del asiento con la
mano derecha y tiro de ella, luego de una explosión muy fuerte, Arca sintió que
daba vueltas en el aire, no perdió el cono-cimiento, pero no veía nada, tenía lo
que se denomina “visión negra” que se produce porque el fuerte impul-so hacia
arriba hace descender la irrigación sanguínea al cerebro, de pronto un tirón,
el paracaídas se abrió y quedo colgando de él a 2500 Pies de altura, cuando
recupero la visión quedo atónito al ver que su avión giraba y lo enfrentaba, en
esa fracción de segundos pensó, “no me mate en el ataque al buque ni en el
combate con los Harrier y ahora me va a llevar por delante mi propio avión” unos
metros antes el avión giro y se alejó, pero nuevamente dio la vuelta en dirección a Arca
en momentos que desde tierra comenzaron a tirar para derribarlo, derribado el
avión y superada esa situación, tragicómica.
-Arca se quitó los guantes, infló el chaleco salvavidas,
pero no quiso desprender el bote, los últimos tramos de la caída lo hizo
mirando al agua y cuando la tocó, largo el paracaídas y se quedó flotando bastante
in-comodo porque tenía el bote individual en las asentaderas, un ruido a sus espaldas
lo tranquilizo, era un helicóptero Bell UH-1H (AE-424) del Ejercito que
piloteado por Svendsen se acercaba para rescatarlo, Arca trataba de superar
como podía el mal trance, el agua helada, el bote que no le permitía libertad
de movimiento y el peso del equipo que llevaba puesto y al peso del equipo había que
sumarle el suyo propio, unos 83 kg por lo que era imposible subirlo al
helicóptero a pulso, para colmo de males, el “Huey” era un helicóptero de
combate por lo que no contaba cabria de rescate, Svendsen acerco el helicóptero
todo lo que pudo pero los primeros intentos fueron vanos, por una de las puertas
laterales el Ca1° San Miguel le grito a Arca:
-¡Agarre la cuerda que trataremos de arrastrarlo!
-Así lo hizo, se tomó de la cuerda normalmente empleada para
atar las aspas y cuando el aparato comenzó a moverse, la cuerda se rompió, San
Miguel la volvió a unir, pero se volvió a cortar, Arca estaba destruido por el
“stress” de combate y por el agotamiento que se acentuaba a pasos agigantados,
tragando cada vez más agua y ya casi no sentía las manos ni los pies debido al
intenso frio, por lo que tomo la decisión de na-dar los 500 metros que lo
separaban de la costa, con no pocas dificultades se pudo quitar el equipo que tanto
le molestaba y le hizo señas al helicóptero para que se alejara pues el flujo
de aire que generaba le impedía desplazarse, con el traje anti exposición y las
botas puestas, comenzó a nadar, pero
no logró acercarse mucho pues escucho voces desde la costa:
-¡No siga!, ¡no siga!, ¡esto está todo minado!
-Arca se detuvo, de su excelente estado físico poco quedaba,
había perdido la noción del tiempo, todo era un solo instante, interminable, su
mano derecha, ya entumecida y temblorosa se alzó para indicar al helicóp-tero que
regresara, más que un gesto fue una súplica, débil, muy débil
-¡”Dios mío ayúdame”!
-Repetía una y otra vez
-El helicóptero se acercó, Arca podía ver la desesperación
dibujada en la cara de Svendsen, este tratando de dominar por todos los medios
el aparato, lo aproximó lentamente para que se tome del patín del tren de
aterrizaje, fue inútil, Svendsen se dio cuenta que Arca no aguantaría mucho
tiempo más en el agua helada, ya llevaba más de media hora, al no tener otra
salida recurrió a un procedimiento extremadamente peligroso, metió los patines
del tren de aterrizaje en el agua para que Arca se colgara de pies y manos
mientras San Miguel, con medio cuerpo fuera del helicóptero sostenía de los
pelos y la cabeza al piloto tratando de sostenerlo lo más fuerte posible, así
colgado y al ras del agua Arca fue llevado hasta la costa, al llegar, el
agotamiento lo venció y se soltó del patín cayendo de espaldas desde poco más
de un metro de altura cayendo pesadamente sobre las piedras, en el mismo
aparato fue cargado y llevado rápidamente al hospital de Puerto Argentino,
durante el viaje San Miguel lo llevaba entre sus brazos propinándole cachetazos
a fin de que no se duerma y caiga presa de la hipotermia,
en medio de esto Arca balbuceaba:
-“Si seguís pegándome te cago a piñas”
-Para Arca la odisea había terminado:
-A fines de Mayo, y con un brazo enyesado, fue evacuado al
continente.
(*) El Flying Leutenant (Teniente de Vuelo) John Leeming,
responsable del derribo y muerte del Teniente de Fragata Marcelo Márquez el 21
de Mayo de 1982, falleció en un accidente aéreo, mientras realizaba un vuelo de
entrenamiento a bordo de un Sea Harrier de la Royal Navy el 23 de febrero de
1983. Al finalizar el conflicto y sobre fines de 1982, a través de un oficial
de la Aviación Naval Norteamericana, hizo llegar una extensa carta a la Tercera
Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, en la que detallaba el ataque y derribo
del Teniente Márquez a la vez que se lamentaba por el hecho que éste no hubiera
podido sobrevivir.
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