El Boeing 707 TC-91 y el primer contacto con la flota británica
El Boeing 707 fue incorporado en la Fuerza Aérea Argentina
en el año 1975.
El modelo recibido fue el 387B, que reunía una serie de
modificaciones y mejoras que lo diferenciaban claramente de sus predecesores y
que potenciaban el rendimiento de la aeronave, fruto de la experiencia lograda
con las versiones originales de la Boeing.
El Boeing TC-91 tuvo su bautismo de fuego en el otoño de
1982, cuando junto con otras naves del Escuadrón V, vigilaron los movimientos
de la flota inglesa que operaba en los alrededores de las islas Malvinas. Ese
escuadrón, durante la guerra, realizó un total de medio centenar de misiones de
reconocimiento y hasta sufrió ataques de la RAF.
El primer encuentro con la flota británica
Los Boeing 707 de la Fuerza Aérea Argentina eran aviones
destinados al transporte de personal de la Institución Militar y su tripulación
no había sido entrenada para realizar tareas de vigilancia, exploración y mucho
menos sobre el mar. No obstante el Escuadrón V, con base en la I Brigada Aérea
de El Palomar, se lanzó, el 21 de abril de 1982, a la búsqueda de la flota británica enviando en primer lugar
al Boeing 707 TC-91 a sobrevolar el Océano Atlántico Sur, cerca de Brasil en busca
de alguna señal del enemigo, que se dirigía a Malvinas.
El radar estaba haciendo eco en seis objetivos simultáneos.
El comandante irrumpe el ascenso, manteniendo FL 200 y puso proa hacia los
ecos. Una vez más se había presentado una capa uniforme de nubes a mediana
altura. Algunos tripulantes pensaron que podían ser pequeños cúmulos de gran
densidad y muy bajos sobre el mar, pero se hallaban dispuestos con cierta
simetría y constituían un agrupamiento sospechoso y aislado en la inmensidad
que los rodeaba. La capa de nubes medias se cortó de golpe, y entonces los
vieron… La flota británica de avanzada había sido descubierta por el TC-91,
pero no de la forma que ellos esperaban. Era evidente que los radares de la
flota habían detectado las sospechosas maniobras de un avión no identificado,
las estelas de los buques denunciaban la velocidad máxima y la prisa con que
buscaban la dispersión ante un posible ataque. El Boeing logra identificar: dos
portaaviones y por lo menos cuatro destructores o fragatas escolta. El TC-91
realiza un viraje hacia el norte para aprovechar el sol y mejorar las tomas
fotográficas de la flota, cuando tomaron conciencia que los portaviones estaban
lanzando al aire sus aviones. El comandante ordena transmitir de inmediato la
información, y considera cumplida la misión, al mismo tiempo que resuelve
efectuar un rodeo para no sobrevolar las naves e iniciar el regreso. Aceleró
los motores para lograr altura cuanto antes, mientras completaba el giro de
escape. Cuando se hallaban a poco más de doce mil metros de altura, el grito de
unos de los tripulantes se impuso por sobre el ruido de las turbinas: “¡Harrierrr,
abajo y acercándose…!”
Despegue del TC-91 |
El Sea Harrier alcanzó al Boeing rápidamente, lo hizo desde
la dirección del sol, y se lo veía amenazadoramente oscuro por el efecto de
contraluz.
Perfectamente se podía apreciar el cono negro y afilado de
la proa; su lanza de reabastecimiento; la escarapela circular británica y lo
peor, los nuevos y amenazadores Sidewinder AIM-9L.
Sea Harrier británico vuela cerca del Boeing TC-91 armado con misiles aire-aire de origen estadounidenses |
El Harrier comenzó a efectuar maniobras sin dejar de
acompañar al Boeing, de un lado al otro, por momentos pasaba adelante, luego
atrás, hasta ponerse aproximadamente a 10 o 20 metros del lado izquierdo del
TC-91.
Foto desde el TC-91 del Sea Harrier británico que se acerca al Boeing 707 de exploración argentino |
Los oficiales y el fotógrafo especializado enfocaban sus
cámaras una y otra vez, tratando de conseguir los mejores ángulos.
Ante la imposibilidad de escapar del Harrier, el comandante
decide reducir la velocidad del Boeing. De nada valía seguir derrochando el
preciado combustible, necesario para volver a casa.
El piloto del Sea Harrier parecía interesado en el Boeing,
aparentaba buscar la antena del “sofisticado” radar que dio con la posición del
la flota.
Sin embargo…la intranquilidad aún reinaba en el TC-91, no
era descabellado pensar que el piloto inglés pudiera atacar en cualquier
momento. Una corta ráfaga de los cañones Aden de 30 mm. podía acabar con el
TC-91 y con todos ellos.
TC-91 fotografiado desde el Sea Harrier XZ460 |
La “escolta” del Harrier al Boeing, duró diez eternos
minutos.
De pronto el Sea Harrier inclinó sus planos violentamente y
se lanzó en picada al mar en dirección a su portaaviones.
El primer vuelo de búsqueda marítima a gran distancia,
llevado a cabo por la Fuerza Aérea, confirmaba que un contingente de la Royal
Navy se dirigía a las Islas Malvinas.
El TC-91 regresó al Aeropuerto de Ezeiza, cinco horas
después de haber realizado contacto con la flota.
Además de estas misiones de exploración los Boeing 707
realizaron viajes a Libia en busca del armamento donado por Gadaffi.
Impresionante relato!!!cómo una película de suspenso con final feliz
ResponderBorrarFelicitaciones a esos grandes y valientes Héroes!!
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