domingo, 11 de septiembre de 2016

La 3ra Ecuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque en la Guerra de Malvinas


La 3ra. Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque durante la Guerra de las Malvinas

El conflicto encuentra a esta Escuadrilla con sus aeronaves Mcdonnel Douglas A-4Q ¨Skyhawk¨ visiblemente afectadas, fundamentalmente por una creciente dificultad que obstaculizaba la normal reposición de determinados materiales considerados imprescindibles, tanto para el vuelo como para la operación.

Bajo estas circunstancias, el día 29 de marzo se embarca en el Portaaviones ARA "25 de Mayo" con los tres únicos aviones en servicio, formando parte del Grupo Aeronaval de la Fuerza de Tareas anfibias. Si bien participan activamente en la reconquista de las Islas, sus servicios no serían requeridos en tal oportunidad debido a la escasa resistencia que ofrecieron las tropas británicas al accionar de nuestra Infantería de Marina. Una vez lograda la consolidación de nuestras tropas, la Escuadrilla regresa con el portaaviones a puerto.


Una vez allí y gracias a un inmenso esfuerzo logístico tanto de personal de mantenimiento de la Unidad como del Arsenal Aeronaval Nº 2 y del Taller Aeronaval Central, se logra aumentar de tres a ocho el número de aeronaves en servicio. En este nuevo contexto, los pilotos se adiestran para operar abordo bajo condiciones diurnas, en tareas de ataque a unidades de superficie, apoyo aéreo directo y defensa anti-aérea, incluyendo practicas de reabastecimiento en vuelo con aviones KC-130 de la Fuerza Aérea Argentina y ejercitaciones de armas para lanzamiento rasante de bombas retardadas en reguero.


El 28 de abril zarpa el portaaviones hacia la zona de operaciones, ese día se incorporan por secciones los seis primeros aviones, mientras que el 30 del mismo mes, estando el buque al Sudeste de Puerto Argentino, se incorporan los dos últimos aparatos.

Acaecido  el 1 de mayo, en razón de la cercanía de la Fuerza de Tareas Inglesa, comienzan a cubrirse distintas guardias de ILC (2 aeronaves), Tanque (1 aeronave), Ataque Antisuperficie (4 aeronaves configuradas con 6 bombas MK82 con cola retardada + 1 aeronave con capacidad de interferencia via lanzamiento de Chaff). En estas condiciones la Escuadrilla se dispone a atacar a un grupo de portaaviones enemigos que se encuentran ubicados al Norte de Puerto Argentino, pero las condiciones meteorológicas impiden la concreción del ataque. No obstante ello, continúan las salidas como interceptores ante diversas alarmas de ataque aéreo, aunque no llega a entablarse combate aéreo con el enemigo.

Habiéndose ordenado que el portaaviones tocara puerto en la Base Naval Puerto Belgrano, el día 8 de mayo todas las aeronaves regresan a Espora y se da fin a las operaciones de la Escuadrilla como grupo embarcado.


Tras la nueva disposición estratégica, el día 12 de mayo se reinicia el despliegue de la Escuadrilla despegando las ocho aeronaves desde Espora hacia Río Grande, arribando cuatro de ellas el dìa 13 y las restantantes, que debieron regresar por fallas, el día 15.

El 21 de mayo comenzaría la batalla por el Estrecho de San Carlos, abriéndose para la Aviación Naval un capítulo lleno de coraje y heroísmo en la que un puñado de sus hombres, verdaderos profesionales, realizan hazañas memorables.

A las 10:10 hs. despega la 1ra. División con la tarea de atacar unidades navales en el Estrecho de San Carlos. El líder y segundo llevaban los únicos aviones con equipos VLF-OMEGA de los que disponía la Unidad. Debido a que estos equipos funcionaron incorrectamente, las seis aeronaves recalaron en un puno no previsto. Después de realizar una búsqueda de 15 minutos bajo condiciones meteorológicas adversas y sin poder avistar el estrecho de San Carlos, la División se ve obligada a regresar a Río Grande.



El tiempo necesario para reparar algunas fallas fue lo que separó a los aviones de la 2da. División en dos secciones reforzadas.

La primera despega a las 14:10 hs. y la segunda hace lo propio a las 14:25 hs., ambas con la misión de avanzar por el Estrecho en dirección a la Bahía San Carlos. La primera sección recala en la boca Sur del Estrecho y se recuesta sobre la Isla Soledad; antes de llegar a la Bahía de San Carlos avista en la Bahía Ruiz el Puente de la Fragata Tipo 21 HMS "Ardent", atacándola a las 15:02 hs. La Ardent, ya herida por haber recibido alrededor de una hora antes el ataque de aviones Dagger del Grupo 6 y Skyhawk del Grupo 5 de Caza de la Fuerza Aérea Argentina, (los cuales lograron acertarle 4 bombas, aunque una de ellas alojada en la popa no estalló), vislumbraba el fin cuando la sección del Capitán de Corbeta Alberto Jorge Philippi descarga sus doce bombas de 500 libras, dos de las cueles hacen impacto en la popa.


Para el comandante de la Ardent, el ataque de los A-4Q de la Armada fue decisivo, ya que el resultado inmediato de la explosión de ambas bombas fue la rotura del timón,  la escora inmediata y el embarque incontrolado de agua por la popa. Minutos después, asistida por la HMS "Yarmout", la Ardent fue abandonada, hundiéndose en aguas del Estrecho de San Carlos.

Después del ataque, una Patrulla Aérea de Combate (PAC) de aviones Harrier avista desde una altura de 10.000 pies a los tres aviones A-4Q que escapaban por el estrecho. Lanzados  a la interceptación, el líder derriba al avión del Capitán Philippi con su misil AIM-9L "Sidewinder". En el mismo momento, su numeral hacia lo propio derribando el avión del Teniente de Navío Marcelo Márquez con cañones de 30 mm.; la aeronave explota sin dar ninguna chance de supervivencia a su piloto.

Posterior al derribo del Capitán Philippi, el líder cierra distancia sobre el avión del Teniente de Navío José César Arca, logrando acertarle varios disparos con sus cañones de 30 mm.; a causa  del las averías sufridas, las cuales le ocasionaron la pérdida de combustible de los tanques alares y del liquido correspondiente a todos los sistemas y superficies de control de accionamiento hidráulico, el Teniente Arca se dirige a Puerto Argentino, donde eyecta cayendo al agua cerca de la costa.

Mientras el Teniente Arca sería rescatado por un helicóptero UH-1H del Ejercito Argentino al mando del Capitán Jorge Svensen, quien a falta de guinche para izado arriesga su aeronave llegando a hundir un esquí en el agua en cumplimiento de su misión, el Capitán Philippi sobreviviría tres dias en el terreno hasta llegar a un establecimiento habitado por Kelpers tras eyectarse cayendo en las aguas del Estrecho de San Carlos y nadar hasta la costa.

Izq. capitán de corbeta Jorge Alberto Philippi der. teniente de navio José César Arca
La 2da. Sección recala en la Isla de los Pájaros, cruza la boca sur del Estrecho y avanza hacia la Bahía San Carlos a través de la Isla Soledad dejando permanentemente el estrecho a la izquierda de su derrota. Al llegar a la Bahía Ruiz Puente, avista una formación integrada por varios buques de guerra. Tras asignar el líder como blanco al primero que divisa, una fragata Tipo 21, las tres aeronaves inician su aproximación en formación de columna extendida.

El ataque es realizado en vuelo horizontal, a 300 pies de altura, lanzando cada avión un reguero de cuatro bombas de 500 libras sobre el mismo blanco (nuevamente la Ardent). Mientras las bombas del Teniente de Navío Benito Rótolo horquillaron el blanco, una del Teniente de Navío Carlos Lecour impacta junto a la borda. Las del Teniente de Navío Roberto Sylvester, por ser el último numeral no pudieron ser verificadas.
Las tres aeronaves efectúan su escape a través del fuego antiaéreo concentrado de las otras unidades de superficie, cruzando el Estrecho y confundíéndose con el terreno en la Isla Gran Malvina para luego aterrizar en Río Grande exhibiendo las averías propias del combate.


El día 23 a las 12:30 hs. despegan cuatro aviones nuevamente con la misión de atacar blancos navales en la Bahía San Carlos. La división estaba integrada por los Capitanes de Corbeta Rodolfo Castro Fox y Carlos María Zubizarreta, y los Tenientes de Navío Marco Benítez y Carlos Oliveira. Durante la ejecución de reabastecimiento con el avión KC-130 de la Fuerza Aérea Argentina, el Teniente Oliveira no puede completar sus tanques suplementarios de combustible, por cuanto debe regresar a Río Grande. Los tres aviones restantes recalan en la Isla Gran Malvina cruzándola por el Norte alcanzan Bahía San Carlos bajo un nutrido fuego antiaéreo.

El Capitán Castro Fox lanza sus cuatro bombas de 500 libras sobre un Destructor Tipo "County", mientras el Teniente Benítez lanza sus tres sobre una Fragata Tipo 21 situada a popa del Destructor y el Capitán Zubizarreta ataca un tercer buque fondeado en la bahía, sin que sus bombas abandonaran el avión por una falla en el rack lanzador.


Producto de esta incursión, la Fragata Tipo 21 HMS "Antelope" termina ese día con dos bombas alojadas en su interior sin explotar, una de 500 libras probablemente lanzada por el Teniente Benítez y otra de 1000 libras correspondiente a un A-4B del Grupo 5 de Caza de la Fuerza Aéra que habría atacado casi a la misma hora. Una de estas bombas estallaría en la noche mientras intentaban desactivarla, condenando al buque a su destino final bajo las aguas de la Bahía de San Carlos.

Después del ataque el Capitán Castro Fox, que sufría fallas de transferencia de combustible, eyecta todas sus cargas subalares y asciende sobre el objetivo haciendo caso omiso de las PAC de Harrier´s, regresando en forma individual y aterrizando en Río Grande prácticamente sin remanente de combustible. Las otras dos aeronaves logran reunirse durante el escape.
Al aterrizar en Río Grande, por causa de los bandejones de hielo que había en la pista, el Capitán Zubizarreta revienta una cubierta y, al irse de pista con el armamento bajo sus alas decide eyectarse, falleciendo al impactar contra el terreno antes de la apertura del paracaídas. Paradójicamente el avión detiene su carrera fuera de pista sin sufrir graves daños.

Durante los días siguientes se ordenan varias salidas para realizar reconocimientos armados, algunas se cumplen sin encontrar el objetivo y otras no pueden concluirse debido a la densa niebla y a la mala condición meteorológica propia de la zona. A partir de allí, los vuelos se suceden hasta el día 12 de junio, aunque la Escuadrilla no participa en ese lapso en ninguna otra acción decisiva.

Con un saldo negativo de dos vidas y cuatro aviones perdidos, y uno positivo de un buque hundido y tres averiados, la 3ra. Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque constituye un ejemplo de arrojo y valentía que jamás debe borrarse de nuestra memoria.


Su bandera de Guerra fue condecorada por “Honor al Valor en Combate”.

Misma condecoración fue otorgada al siguiente personal:

Capitán de Corbeta Rodolfo Castro Fox, por “como Comandante de la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, participar en condiciones físicas disminuidas a causa de un accidente de aviación anterior, dando permanente ejemplo a sus subordinados”.

Capitán de Corbeta Alberto Jorge Philippi, por “conducir una división de aviones que atacó con éxito unidades navales enemigas en Bahía San Carlos, eyectarse como consecuencia de las averías producidas en su aeronave y sobrevivir en penosas condiciones hasta ser rescatado”.


Teniente de Navío José César Arca, por “atacar eficazmente unidades navales enemigas en Bahía San Carlos y al ser seriamente averiado, dirigirse a Puerto Argentino bajo el fuego de interceptores enemigos, intentando salvar su avión, no abandonándolo hasta que la torre de control, por el estado de la aeronave, le ordenó eyectar”.

La condecoración “La Nación Argentina al Muerto en Combate”, fue otorgada al Capitán de Corbeta Carlos María Zubizarreta y al Teniente de Navío Marcelo Márquez.


Instituo Aeronaval

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