Las hélices del Sur
Durante unas 1500 horas, las compañías de Aviación del
Ejército trabajaron a destajo para brindar transporte y refugio a las tropas
argentinas en las peores condiciones, ya que debieron violar manuales y
reglamentos de supervivencia y seguridad frente al temible poder de los aviones
británicos Sea-Harrier.
La Aviación del Ejército, que ya había sufrido su bautismo
de fuego en los montes tucumanos, tuvo su definitiva cita seria con el destino
en la Guerra de las Malvinas.
Chinook del EA sobrevolando el caserío kelper en Malvinas |
Lo más grave para los pilotos de helicópteros era que en
todo momento, desde el inicio de los combates, carecieron del necesario
"techo azul" que exigían sus manuales de instrucción. Su doctrina
militar decía que sólo podían despegar si contaban con la cobertura aérea
proporcionada por los aviones propios.
Cobertura que nunca tuvieron en las
Malvinas, porque incluso una eventual defensa de los Pucará era inoperante ante
los temibles Sea-Harrier. Uno de estos pilotos es el teniente coronel Horacio
Sánchez Mariño, "Manucho" para sus camaradas de arma. De bigote
clásico, aspecto formal, conversación animada e inteligente, salpicada de
chispazos de ironía, este oficial tan atildado como bravo en el combate tenía
24 años durante la Guerra de las Malvinas, en la cual sirvió en el Batallón de
Aviación de Combate 601.
Boeing CH-47 Chinook |
UH-1 del EA. artillado |
Comandos argentinos salen a cumplir otra misión |
"Llevábamos a las compañías de comandos 601 y 602. Yo creo
que teníamos una especie de pacto de sangre con ellos. Había un fuerte vínculo,
más allá de la camaradería y del hecho de que muchos de ellos eran compañeros y
amigos nuestros. Este tipo de vuelo, muchas veces detrás de las líneas
enemigas, tenía, sin duda, otra connotación".
EL DESEMBARCO INGLÉS
Tras el ataque del 1º de mayo, el helicóptero de Sánchez
Mariño fue a su nueva base, en las proximidades del monte Kent, adonde
permanecería por 21 días. Allí lo sorprendió la noticia del desembarco inglés
en San Carlos, el 21 de mayo. "Ese día -relata- eran las 8 de la mañana y
estaba despegando para llevar una patrulla hacia monte Estancia cuando por el
parabrisas se me aparecen dos aviones Sea-Harrier. Fue una experiencia muy
dura, porque estos aviones me agarraron en vuelo, apenas despegando. Por
suerte, tuvieron que dar la vuelta detrás del monte Kent. Durante esa
circunvalación, tuve tiempo de aterrizar y lo hice. Mi copiloto sacó a la gente
del lado de la derecha, yo lo hice con la gente de la izquierda. A todos les
mandamos alejarse y cubrirse en el terreno. En ese instante, uno de los Harrier
atacó mi helicóptero, lanzándole cohetes. Como mi aeronave había quedado en una
especie de lomita (en realidad, en un típico "río de piedra"
malvinense, es decir, el lecho de piedras de un extinguido curso de agua), los
disparos rompieron la tierra debajo, abriendo con esquirlas las palas que
habían quedado en marcha. Mi helicóptero, entonces, se desmoronó. Eso fue una
ventaja, que me permitió salvar la aeronave, porque los pilotos ingleses
pensaron que lo habían inutilizado. Cuando hicieron un segundo vuelo detrás del
monte, yo aproveché y corté el motor.
Un Sea Harrier ataca a un UH1 Bell argentino |
Durante toda la guerra "Manucho" Sánchez Mariño
llevó al cuello una bufanda escocesa (por supuesto, reñida con el reglamento),
que era reconocida y recibida con alegría por los soldados que recogía detrás
de las líneas enemigas. "Es que los pilotos de Ejército siempre tienen un
aire algo civil, y llevan el pelo un poco más largo, por ejemplo. Yo llevaba mi
bufanda escocesa anudada al cuello. Me salía del reglamento, pero pensaba:
"Ya que estamos en este kilombo, ¿no me voy a dar el gusto de llevar mi
bufanda?""Además de la singular prenda, el piloto, profundamente
católico, portaba en su nave un Corazón de Jesús. "Mi helicóptero tenía
capacidad para colocar cohetes, pero la cohetera estaba desactivada. De todas
maneras, en la mira de ella ubiqué el Corazón de Jesús. En el momento del
ataque de los Harrier, ese 21 de mayo, éste desapareció."
Subteniente Oscar Silva caído heroicamente en combate |
El 11 de junio, el helicóptero de Sánchez Mariño estaba
apostado en el hipódromo de Puerto Argentino (en realidad, una antigua cancha
de cuadreras). El oficial y un mecánico estaban practicando la inspección
prevuelo cuando comenzó a caer fuego de artillería. "Uno se va acostumbrando
-señala el piloto- al timing de los bombardeos, y nos dimos cuenta de que las
bombas se iban acercando. El mecánico me dijo entonces: "Estos nos van a
poner una bomba encima, nos están buscando". "A mí no me busca
nadie", le dije, muerto de risa. Pero, finalmente, nos fuimos del lugar. A
los cinco minutos una bomba le dio de lleno al helicóptero y no quedó nada de
él."
Ya sin su nave, Sánchez Mariño recibió la orden de abandonar
las islas, lo que hizo el 13 de junio en el último avión Hércules que logró
entrar y salir del aeropuerto de Puerto Argentino.
EL "PICHO" SVENDSEN
Cap Jorge R. Svendsen, voló en Malvinas más de 500hs |
El día del comienzo de las hostilidades, el 1º de mayo, lo
sorprendió volando su Bell UH-1H de costado. "Durante el vuelo de ese día
-dice Svendsen- pensaron que venía con alguna falla. Al llegar al lugar y
reunirnos con el resto de las tripulaciones, me preguntaron por qué volaba de
esa manera. Les contesté que lo hacía para mostrar la franja amarilla que se
ordenó pintar a toda aeronave argentina para ser reconocida por nuestras
tropas, ya que teníamos que cruzar las posiciones de defensa de Puerto
Argentino y se quería evitar la posibilidad de ser abatidos por nuestras
propias armas."
El 21 de mayo, el campamento argentino apostado al sur de
monte Kent recibió la sorpresiva incursión de dos aviones Harrier que atacaron
esa posición. "Estábamos metidos en nuestras carpas -rememora Svendsen-
porque recién amanecía y hacía mucho frío, cuando sentimos el pasaje muy bajo
de los aviones. La gente ocupó las posiciones construidas cerca de cada carpa y
vimos que se aproximaban para otro pasaje abriendo fuego con bombas y cañones.
Hicieron unos seis pasajes sobre nosotros. Fueron destruidos un Chinook, un
Puma y averiado un Bell UH-1H en la turbina."
Luego del desembarco de las tropas inglesas en San Carlos
comenzó una serie de misiones en las que se transportaba periódicamente tropas
comando hacia distintos puntos de la isla Soledad. Estos vuelos comenzaron el
22 de mayo y continuaron hasta el 29. "Fueron vuelos de mucho riesgo
-señala Svendsen-, realizados a muy baja altura y en total silencio de radio,
dejando a los comandos en alturas dominantes en medio de la isla y en la zona
de Puerto San Carlos, en poder, para entonces, de los británicos."
A partir de la caída de Darwin se ordenó un cambio de posición defensiva en Puerto Argentino, movimiento en el que intervinieron todos los helicópteros en servicio. En los últimos días de mayo ya se observaba mucho movimiento de helicópteros ingleses, además del aumento de los ataques aéreos, así como se sentía el fuego de la artillería enemiga en las posiciones defensivas. "Nosotros continuamos los vuelos -señala Svendsen- en apoyo a las distintas unidades que tenían que moverse para reestructurar el dispositivo de defensa. En la noche del 5 de junio realicé una operación de distracción (vuelos a distintas velocidades y alturas para ser captados por los radares enemigos) al noroeste de Puerto Argentino para que los ingleses creyeran que se reforzaba ese lugar. Posados en Puerto Argentino, el jefe del batallón nos aclaró que había visto en la pantalla del radar dos ecos, aparte del nuestro, que se dirigían a interceptarnos."
A partir de la caída de Darwin se ordenó un cambio de posición defensiva en Puerto Argentino, movimiento en el que intervinieron todos los helicópteros en servicio. En los últimos días de mayo ya se observaba mucho movimiento de helicópteros ingleses, además del aumento de los ataques aéreos, así como se sentía el fuego de la artillería enemiga en las posiciones defensivas. "Nosotros continuamos los vuelos -señala Svendsen- en apoyo a las distintas unidades que tenían que moverse para reestructurar el dispositivo de defensa. En la noche del 5 de junio realicé una operación de distracción (vuelos a distintas velocidades y alturas para ser captados por los radares enemigos) al noroeste de Puerto Argentino para que los ingleses creyeran que se reforzaba ese lugar. Posados en Puerto Argentino, el jefe del batallón nos aclaró que había visto en la pantalla del radar dos ecos, aparte del nuestro, que se dirigían a interceptarnos."
Aún después del 14 de junio (tras la rendición argentina), a la compañía de Svendsen se la autorizó a seguir volando para evacuar heridos y recorrer las posiciones defensivas argentinas en busca de heridos o muertos, misión que cumplieron hasta el 16 de junio.
Bell UH-1H |
Carlos Fernández, apodado el "Gallego" Fernández
por sus camaradas de arma (teniente primero en la época de la guerra y hoy
retirado del Ejército), tiene lúcidos y descarnados recuerdos del conflicto
bélico. Una cierta crispación y la melancolía en su mirada delatan que no pasó
en vano por ella.
Consultado sobre las actividades hostiles de los
"kelpers" hacia los argentinos, o la infiltración de comandos
ingleses entre éstos durante las operaciones, Fernández señala: "En un
principio no creo que hubiera infiltrados. Luego, las cosas cambiaron. Después
del ataque inglés del 1º de mayo, en un vuelo de reconocimiento encontramos un
bote inglés de desembarco que debió traer comandos, y una de las cosas que nos
llenó de indignación, una terrible indignación, fue que al dar vuelta el bote
(previamente habíamos comprobado que no estubiera minado), encontramos en su
interior sachets de leche chilenos vacíos. Como no volvieron a usar el bote,
que nosotros encontramos, supongo que no habrán podido regresar al submarino
que los había traído y tal vez se quedaron por la zona de Puerto
Argentino".
Comandos argentinos saliendo, en un helicóptero Puma, a otra misión en busca del enemigo |
Aérospatiale SA 330 Puma |
Un Puma mueve tanques de combustibles de 200 lts |
"En alguna misión, incluso -agrega el piloto- tuvimos
que usarlo a "Manucho" Sánchez Mariño como un señuelo de tiro.
Mientras otros dos helicópteros íbamos al destino señalado, "Manucho"
tuvo que hacer una maniobra de distracción para Howard, entrando y saliendo de
los radares ingleses para confundirlos y que nos dejaran llegar a nosotros. En
ese plan de vuelo él hacía como una bailarina clásica, era el tipo que tenía
que mostrarse. Una verdadera locura. El tipo iba y se mostraba como diciendo:
"Acá estoy, mírenme".
Teniente Buschiazzo piloto de la Aviación de Ejército, caído junto a dos de sus camaradas pilotando el helicóptero Puma AE-505, el 9 de mayo de 1982, cuando iba al rescate de sobrevivientes del pesquero Narwal, atacado por dos aviones Sea Harrier.En la foto junto a IA-58 Pucará en la BAM Malvinas perteneciente a la Fuerza Aérea Argentina |
Estaba completamente loco. Pero como no
teníamos cobertura aérea propia, no teníamos aviones que nos respaldaran, no
nos quedaba otra. Si no operábamos así, la gente que debíamos rescatar se
moría."
Los relatos se suman, se superponen, los recuerdos y los
nombres de los compañeros muertos y de misiones pasadas no se borran, y vuelven
rodeados de velada melancolía. Los pilotos y mecánicos de la Aviación Militar
del Ejército tuvieron que bailar con la más fea durante toda la Guerra de las
Malvinas, y lo hicieron sin pestañar o entre maldiciones, pero lo hicieron.
Levantaron vuelo y salieron en misiones que desafiaban los manuales de
instrucción y los llamados más elementales del instinto de supervivencia.
Si se hubiera tratado de una unidad norteamericana, ya
serían leyenda (recordemos que las guerra que pierde el Pentágono las gana
Hollywood después) y se habrían convertido en tema de innumerables películas,
series de TV y hasta merchandising. Como eran argentinos, y ése es nuestro
estilo, preferimos sepultarlos en el olvido y la indiferencia. Tal vez, ya sea
tiempo de que esto deje de ser así.
Augusta A-109 Hirundo |
TRAS LA LÍNEA ENEMIGA
Misión: las actividades de los helicópteros, muy riesgosa
luego del 1º de mayo, incluyeron vuelos de reconocimiento, transporte de carga,
vuelos sanitarios y transporte de comandos tras las líneas enemigas.
Franja amarilla: todos los helicópteros de Ejército tenían
pintada una franja amarilla que se veía a distancia para evitar el fuego de la
propia tropa.
Clotilde: en una riesgosa misión, el cabo primero San Miguel
perdió su ametralladora MAG, llamada Clotilde, que cayó al vacío. "Lo de
ponerles nombre a las ametralladoras venía -recuerda San Miguel- de la
instrucción cuando nos decían que las armas eran nuestras novias."
Por Ernesto G. Castrillón y Luis Casabal De la Redacción de
La Nación
Héroes
ResponderBorrarEXELENTE
ResponderBorrarOrgulloso de haber pertenecido al bac 601 durante ése período
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