El pasado 6 de marzo, falleció el brigadier (r) Ernesto
Horacio Crespo, comandante de la Fuerza Aerea Sur durante la Guerra de
Malvinas, y posterior jefe de la Fuerza Aerea Argentina entre (1985-1989).
Durante la Guerra de las Malvinas su misión a cargo de la Fuerza Aérea Sur (FAS), fue organizar en un corto plazo todos los medios y tácticas aéreas para enfrentarse a un enemigo claramente superior, en un teatro de operaciones poco explorado por esta fuerza, el aeronaval.
Luego del conflicto armado del Atlántico Sur, Ernesto
Horacio Crespo también se destacó por ser el segundo comandante de la Fuerza
Aérea Argentina del gobierno del doctor Alfonsín.
El día martes 5 de marzo de 1985, Ernesto Horacio Crespo,
que ostentaba la jerarquía de Brigadier fue designado comandante de la Fuerza
Aérea Argentina, y fue ascendido inmediatamente a brigadier general. El
anterior jefe de la aeronáutica, el brigadier general Teodoro Guillermo
Waldner, fue nombrado jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas Argentinas
el día viernes 8 de marzo de 1985.
Mientras el brigadier general Ernesto Horacio Crespo estuvo
al frente de la Fuerza Aérea Argentina, tuvo lugar el alzamiento de militares
insurrectos, desatado por una facción del Ejército Argentino. En aquella
ocasión el brigadier general Ernesto Horacio Crespo le aseguró al entonces
presidente Raúl Ricardo Alfonsín que la Fuerza Aérea Argentina actuaría en
defensa de las instituciones democráticas si el alzamiento pasaba a mayores.
Durante la permanencia de Ernesto Crespo como titular de la
Fuerza Aérea Argentina se hizo público el proyecto del misil Cóndor. Aunque
luego este proyecto fue suspendido a principio de la década de ´90, durante el
mandato presidencial de Carlos S. Menem, debido a la presión política ejercida
por los Estados Unidos para que Argentina diera marcha atrás en este proyecto.
Finalmente el día martes 11 de julio de 1989 Ernesto Horacio
Crespo fue pasado a retiro.
La Fuerza Aérea Sur
A fines del año 1981, el Comando Aéreo Estratégico (CAE)
había finalizado la actualización del planeamiento de la FAA para el marco
regional. El mencionado planeamiento no contemplaba el caso Malvinas, pues la
FAA desconocía (diciembre 1981) totalmente la existencia de una alternativa
militar para este conflicto.
Con el propósito de motorizar el planeamiento contribuyente,
el CAE elaboró entonces una Directiva que establecía la constitución de los
comandos de FAA y Bases Aéreas Militares creados para la defensa aérea del
país.
En lo que se refiere a la Fuerza Aérea Sur (FAS) designó
comandante de dicha fuerza al Brig. Horacio Ernesto Crespo, jefe del Estado
Mayor de la FAS al Brig Luis Guillermo Castellano y jefe del Dpto Operaciones
A-3 al Com José Antonio Juliá.
El Brig Crespo después de analizar la aptitud del personal
asignado para los distintos cargos del EM y de las Bases Aéreas Militares de laFAS, elevó un expediente al CAE en febrero de 1982 con la propuesta de
reemplazos tanto en el Estado Mayor de la FAS como en las jefaturas y planas
mayores de algunas de sus bases aéreas. El expediente fue aprobado verbalmente
por el CAE. A fines de marzo de 1982 aun no había sido oficializado.
El 26 de marzo 1982 el Jefe del Estado Mayor General de la
FAA informó a sus mandos superiores de las intenciones del gobierno nacional de
recuperar las islas Malvinas.
El 31 de marzo de 1982 se informò al Comandante de la FAS lo
que había decidido el Comité Militar y se le ordenó trasladarse a Comodoro
Rivadavia para desde allí organizar y conducir la FAS.
El 2 de abril de 1982 el Estado mayor de la FAS en Comodoro
Rivadavia estaba constituido por cinco oficiales: el Comandante, el Oficial de
Operaciones del Estado Mayor, el Oficial de la Sección Operativa de Transporte
Aéreo, el A-4 y un auxiliar. Carecían de planes, facilidades de comunicaciones
y conocimiento profundo de la situación. Ante este hecho comenzaron a hacerse
los primeros requerimientos de medios empezando por el personal, que fue
solicitado en base al conocimiento que los oficiales superiores presentes
tenían del resto de la fuerza.
Simultáneamente con la creación de la FAS, se implementó el
Comando aéreo de Transporte (CAT) y el Comando Aéreo de Defensa (CAD). Además,
el Brig Castellano, designado jefe de Estado Mayor de la FAS, debió ser
reemplazado, porque el Comando Aéreo Estratégico lo designó jefe del Componente
Aéreo Malvinas. Por esta causa el Brig Crespo decidió que su Jefe del Dpto
Operaciones asumiera también las funciones de Jefe de Estado Mayor de la FAS.
Por los conceptos expuestos, se fue conformando el Estado
Mayor de la FAS complementado con los oficiales superiores y jefes del Comando
Aéreo de Defensa que arribaron para organizar el CODASUR y que se integraron a
la FAS para constituir un solo comando, porque así lo exigía la situación y el
sentido común.
El Brig Camblor, jefe del Cdo de Defensa Aérea Sur,
analizada la situación de personal, rápidamente autorizó la integración,
asumiendo él mismo las funciones de 2do Comandante de la FAS y jefe del
CODASUR.
La FAS debía organizar en un plazo perentorio su fuerza para
combatir con un enemigo notablemente superior en tecnología y medios, y en un
teatro de operaciones que resultaba extraño a las unidades de la FAA, cuyos
medios no se hallaban dotados y adiestrados para la lucha en el mar, la cual
doctrinariamente era una responsabilidad primaria de la Armada, como resulta
lógico. Solicitó, y le fue concedida, primacía total en la selección de los
medios -personal y material- para conformar la FAS.
La FAS en menos de treinta días debía reconocer las
capacidades del enemigo; adiestrar a los pilotos en las técnicas particulares
de ataque a buques; realizar pruebas operativas; adaptar los sistemas de armas
a la tarea que se avecinaba; reconocer las limitaciones propias -que no eran
pocas- y buscarles solución; estudiar las posibilidades operativas de sus
aviones de ataque, que apenas podían llegar a las islas por la distancia que
las separaba del continente; familiarizar a los pilotos con los problemas de la
operación sobre el mar y reconocer el archipiélago en vuelos de práctica.
En el Estado Mayor de la FAS, ya se había descartado la
posibilidad de disputar la superioridad aérea a baja altura, sobre las islas,
enfrentando a los aviones Harrier con los Mirage. El problema era simple: si
los Mirage descendían, consumirían mayor cantidad de combustible y ya no
podrían regresar. Los pilotos dispondrían de unos diez minutos de permanencia
sobre las islas, si mantenían su altitud. En consecuencia, habría combate sólo
si los Harrier ascendían, siempre que el enfrentamiento se iniciara a los pocos
minutos del arribo de los Mirage, sobre las islas. Por lo tanto, la defensa de
las unidades propias en Malvinas, estaría limitada a lo que podría oponer la artillería
antiaérea, sin conocer todavía su eficacia, porque no se contaba con verdadera
experiencia.
Las escuadrillas propias que arribaran a la zona de
Malvinas, en misiones de ataque a los objetivos navales o terrestres, no
contarían con protección aérea real. La principal ayuda disponible, sería la
advertencia de los controladores de radar, sobre la aproximación de
interceptores Harrier. Se enviarían aviones de cobertura, pero éstos poco
podrían hacer, en verdad, por su escaso radio de acción; salvo la diversión,
que podrían ejercer al ser dirigidos hacia los Harrier, manteniendo su altitud.
Un recurso que dio resultado en muchas ocasiones.
La Fuerza Aérea Sur en el continente
En las bases de despliegue, no se descartaba una posible
incursión aérea o la más probable de comandos, contra instalaciones y material
de vuelo. Por lo tanto, se reforzaron las medidas preventivas, y parte de los
aviones se dispersaban durante las horas nocturnas.
La FAS desplegó unos setenta y tres aviones de ataque
basados en bases costeras de la Patagonia.
Ocho aviones Pucará fueron desplegados a la BAM Cóndor, el
29 de abril, en previsión de un probable ataque masivo a la BAM Malvinas; se
mantenían a la orden del CIC, para tareas de reconocimiento ofensivo y ataque a
objetivos terrestres, especialmente, para repeler cualquier intento de
desembarco por parte de las fuerzas de asalto de la Task Force.
El resto de los aviones de la FAA permanecieron en sus
asientos de paz, listos para producir los reemplazos que fuesen necesarios.
El comandante de la FAS debió enfrentar una relación con
otros comandos colaterales que se iría tornando tanto más difícil cuanto que
los límites de su teatro de operaciones se superponía con el Teatro de
Operaciones del Atlántico Sur y comprendía además a la Guarnición Militar
"Malvinas", con cuyos comandos no tenía relación de dependencia pues
de acuerdo con la orgánica establecida por el Comité Militar al crear los
comandos operacionales, el Comando Aéreo Estratégico -y la FAS que le dependía-
era un comando específico, es decir, integrado por medios pertenecientes
exclusivamente a una sola fuerza.
Al Brigadier Crespo se le impuso una misión y los medios para
cumplirla. Alertó a sus superiores acerca de los problemas y les informó que
-si había guerra- sus hombres lucharían hasta las últimas consecuencias, sean
cuales fueren los peligros a enfrentar y las bajas que se sufrieran. El 30 de
abril al ocaso, sus hombres, que provenían prácticamente de la totalidad de las
unidades de la Fuerza Aérea, se hallaban en una tensa vigilia, listos para
enfrentar su hora de prueba.
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