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jueves, 15 de febrero de 2018

El derribo del teniente de corbeta Daniel Enrique Miguel

Ten.de fragata pm Daniel Enrique Miguel, derribado en Malvinas cuyos restos fueron identificados por la Cruz Roja

El derribo del teniente de corbeta Daniel Enrique Miguel contado por el militar británico que lo cometió

Las pruebas de ADN realizadas sobre los restos de los héroes sepultados, en el cementerio de Darwin, permitieron identificar la tumba de 88 héroes argentinos caídos en combate en nuestras Islas Malvinas, entre ellos la del piloto aeronaval teniente de fragata pm Daniel Enrique Miguel.

Daniel Enrique Miguel de niño jugando con un avión
Durante la Guerra de Malvinas en 1982 el teniente de corbeta Miguel, de 24 años, pilotaba un avión de entrenamiento - adaptado para el combate - Aermacchi MB-339 de la Armada Argentina matrícula 4-A-114 que tenía un largo de 11 metros y un peso mayor de cuatro toneladas.

El 28 de mayo de 1982 cerca de las 17 hs despegaba de Puerto Argentino, en Malvinas. Junto a él, en otro Aermacchi, vuela su jefe, el capitán de corbeta Carlos Alberto Molteni, hombre a cargo de la 1ra Escuadrilla Aeronaval de Caza y Combate. La salida se retrasó dos veces, por los fuertes vientos y la bajísima visibilidad. El clima mejoró apenas pero ya no se puede esperar más: ayer comenzó la primera ofensiva terrestre de los ingleses. Pero algo sale mal.

En tierra, el infante de marina británico Rick Strange , también de 24 años, junto a sus compañeros oyen el inconfundible sonido de las aeronaves, desde hace rato, pero no pueden confirmar su ubicación porque el equipo de radio, que tienen, está roto. Por eso cuando Strange, mira por el visor de su lanzado misiles portátil descubre que tiene perfectamente centrado al Aermacchi 4-A-114, y casi no puede creer la suerte tiene.

"¡Firing now!" (¡Fuego!), grita, y aprieta el gatillo. Por un instante parece que el misil no quisiera salir hacia el objetivo : Strange solo recuerda el tiempo infinito que tardó en salir, una breve ráfaga de gases calientes que lo envuelve y, finalmente, al proyectil de 1,40m que vuela recto y certero hacia el avión argentino. Pero el teniente de corbeta Miguel debe haber visto el lanzamiento porque se pone aún más a ras del piso e inicia una maniobra evasiva.

Pareciera que va a lograrlo.

Con su mano en el radiocontrol, el inglés adivina el futuro y, en vez de seguirlo hacia abajo, mantiene el misil apenas por encima del Aermacchi. De pronto, el teniente de corbeta Miguel levanta la nariz del avión para tomar altura y escapar definitivamente hacia el este. Tal vez llega a darse cuenta del error.

Aermacchi MB 339 de la 1º Escuadrilla Aeronaval de Ataque del Comando de Aviación Naval de la Armada Arg.

Es tarde. Las 3,5 libras de TNT y RDX impactan entre la cabina y el ala y hay una enorme explosión. El bólido cruza el cielo humeando mientras pierde trozos de fuselaje -porque ya está muerto o por alguna otra razón, el teniente de corbeta Miguel no se eyecta- e impacta no muy lejos del aeródromo que las tropas argentinas improvisaron en Puerto Darwin. Strange lo ve todo anonadado, y alcanza a festejar su puntería con un breve baile antes de que sus compañeros lo tiren cuerpo a tierra. Porque todavía es la guerra y las balas siguen silbando.

A miles de kilómetros, en la Argentina continental, la familia del piloto no sabe con precisión lo que acaba de ocurrirle. No lo saben esa tarde ni lo sabrán poco después, cuando una comitiva militar toque timbre y les comunique que, oficialmente, el teniente de corbeta Daniel Enrique Miguel está desaparecido. Ni muerto, ni vivo: desaparecido.

A la derecha el teniente de fragata p.m. Daniel Enrique Miguel 

El silencio de radio oficial no podrá romperlo el padre, a pesar de sus 45 años como miembro de la Armada, ni la madre, que morirá cuatro lustros después aún esperando al hijo, ni su novia, que lo aguarda con la boda ya organizada, ni su hermano menor Sergio, que recordará para siempre aquel fin de semana mágico en que el teniente de corbeta Daniel Enrique Miguel estaba de guardia en la Base Aeronaval Punta Indio y lo invitó a volar: dos niños de 22 y 18 años haciendo piruetas a 800 km/h en un avión de caza y ataque.

Nadie sabrá más nada hasta ese día del otro siglo, en que Sergio abrirá su Facebook y descubrirá que tiene un mensaje privado de alguien que no conoce. Es un hombre de Grateley, un pueblito de Inglaterra. Se llama Rick Strange. El mensaje empieza más o menos así: "Yo fui el que mató a tu hermano".

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