Los "Chaff" para los Canberra
Los bombarderos Canberras llevaban señuelos para misiles
fabricados con una máquina de hacer tallarines durante la Guerra de Malvinas.
Ingenio, conocimiento y capacidad de aplicar lo aprendido
Las fuerzas armadas modernas utilizan señuelos o chaff para
perturbar y apartar los misiles guiados por radar de sus objetivos. La mayoría
de las aeronaves militares y de los buques de guerra tienen dispensadores chaff
como sistema de autodefensa, los Canberra (bombarderos de gran altura empleados
durante la guerra) no estaban equipados con dichos equipos y su seguridad se
veía comprometida durante las misiones.
Durante el conflicto de Malvinas ninguna aeronave militar o
civil contaba con estos dispositivos de disuasión pero entonces cabe
preguntarse, ¿cómo fue posible degradar la reconocida eficacia de los misiles
de última generación británicos, que ya habían ocasionado importantes derribos
a tanto a los cazabombarderos Skyhawk y Mirage durante sus ataques a la flota
británica? La respuesta se encuentra en la persistente actitud de tripulantes y
técnicos de la II Brigada Aérea , para suplir las carencias defensivas de sus
aviones y dotarlos de elementos que los protegieran contra esos mortíferos
misiles.
Si los Harrier poseían chaff y bengalas, ¿por qué no los
Canberra? El problema era doble pues nunca se había contado con estos elementos
defensivos y había que conseguir los Chaff y fabricar los lanzadores.
Conocimientos fundamentales
Ellos llevaron a la práctica los conocimientos teóricos de
guerra electrónica recientemente obtenidos e inculcados por la Escuela Superior
de Guerra de la Fuerza Aérea. En efecto, las maniobras evasivas de los pilotos,
eran acompañadas por lanzamientos simultáneos de chaff y bengalas con
paracaídas. Constituían un sistema defensivo ideado, desarrollado y construido
artesanal y urgentemente, en abril de l982, en la Base de Paraná, previendo una
escalada bélica del conflicto Malvinas.
Todo comenzó por iniciativa del propio jefe de tripulantes
de los bombarderos Canberra, quien tenía conocimientos y la imprescindible
bibliografía para calcular las dimensiones y el volumen de los chaff, según el
tipo de misil a neutralizar.
La fragata HMS Coventry lanzando un misil Sea Dart. El 25 de mayo de 1982 sería hundida por un ataque del G5C |
Luego, veinte días antes del inicio de las hostilidades, la
Jefatura de Inteligencia proporcionó la frecuencia de emisión de los radares
que utilizaban las fragatas misilísticas y la Armada, la correspondiente al
control de tiro del Sea Dart, el Marconi 909, y los valores magnéticos e
infrarrojos de la cabeza del misil. De esa manera, se determinó la longitud que
debían tener las delgadas laminillas, el problema era cómo fabricarlas.
Con todos estos datos, en la II Brigada se formó un equipo
encargado de planificar y desarrollar el equipamiento de chaff y bengalas para
sus aviones Canberra y Lear Jet.
La necesidad tiene cara de hereje
El jefe del escuadrón Técnico de la Base Aérea Militar
Trelew, mayor Fernando Rezoagli regresó a Paraná para desarrollar el sistema y,
en un relato personal, cuenta como convocó a su casa a los compañeros del
colegio secundario del hijo y les entregó un rollo de papel aluminio y tijeras.
Durante horas cortaron tiritas hasta reunir un considerable volumen que no
alcanzó por lo que debió buscar otra forma más rápida y eficiente.
Surgió el ingenio argentino. Las láminas tenían el ancho de
un tallarín.
Para desarrollar los chaff era necesario obtener láminas de
papel metalizado grueso. En los depósitos de la misma Brigada había grandes
rollos de ese material, utilizado para cubrir los tubos de chorro de las
turbinas y disipar el calor de sus gases de escape.
Técnicos argentinos utilizaron una máquina de hacer
tallarines ó tallarinera para cortar las tiras metálicas,
del mismo grosor, y fabricar los señuelos Chaff, para burlar los radares que guiaban a los misiles enemigos
|
Sorprendido, el personal de la fábrica de pastas “Vía
Nápoli” de la ciudad de Paraná, un día vio llegar a los hombres de la unidad
con uno de los rollos, y su máquina cortadora fue la encargada de realizar la
primera prueba.
Decidido el método, una cortadora de tallarines fue
facilitada a la brigada y se comenzó el trabajo casi en forma industrial. En su
dimensión longitudinal; las tiritas fueron cortadas con tijeras, en grandes
mesas, por personal femenino.
Mientras tanto, el comodoro Valenzuela trabajaba en el
diseño de los lanzadores y en la preparación de bengalas aptas para los misiles
guiados por rayos infrarrojos. Para los lanzadores se utilizaron los cartuchos
de arranque de los aviones, colocados en un tambor horizontal con siete
unidades que se ubicaban en la cola del avión, para lo que fue necesario
agujerear el piso.
Laminillas de aluminio que servían de señuelo ( Chaff ) para contrarrestar ataques de misiles |
También se adaptaron espejos retrovisores en las punteras de
ala de los Lear Jet, para visualizar las estelas de los misiles que podían
atacarlos de atrás.
La fabricación de las bengalas
Esta ingeniosa idea salvó la vida a los pilotos de los Canberra durante la Guerra de Malvinas.
El ingenio es un arma mucho más poderosa que cualquiera que haya inventado el hombre y como dice el dicho ¨más vale maña que fuerza¨.
La fabricación de las bengalas
Para fabricar las bengalas, por pedido especial, se obtuvo
de Fabricaciones Militares, un grano de pólvora que —una vez lanzado en
paracaídas— quemaba a 500º C durante 15 segundos. Eran 100º C más que la
temperatura de los gases de escape de las turbinas de los aviones: parámetros
suficientes para atraer a los sensores infrarrojos del guiado de los misiles y
desviarlos unos 2 km de sus trayectorias hacia los aviones, los que ya deberían
estar en plena maniobra evasiva.
En los cartuchos se colocaba primero la bengala con un
paracaídas, luego se completaba su volumen con Chaff y finalmente una tapa
plástica que sostenía todos los elementos para evitar que se cayeran.
Los cartuchos con las laminillas de alumunio enrolladas en su interior y la carga para ser disparados del avión |
El iniciador eléctrico era el mismo de los cartuchos de arranque.
Se conectó a los iniciadores con una manguera de cables que llegaba hasta el
tablero del navegador donde estaban numerados los lanzadores de 1 a 7, cada uno
tenía su llave de activación y una luz roja que indicaba que había sido
disparado. Lógicamente, no se podía seleccionar Chaff o bengala, siempre se
eyectaban los dos juntos.
Se trasladó el equipo a Trelew, se probó el lanzador y las
bengalas infrarrojas y, para el 1° de mayo, todo estuvo instalado. El piloto
podía accionar el sistema cuando veía el misil, ya sea desde el lanzamiento,
cuando la cubierta del buque se iluminaba por los fogonazos o cuando observaba,
en la oscuridad de la noche, un halo con centro negro dirigiéndose hacia su
avión.
Soporte donde iban colocados los cartuchos dispensadores de chaff |
Ese día, dos escuadrillas de tres aviones cada una, fueron
enviadas a bombardear los buques que atacaban las posiciones en Puerto
Argentino. La primera de ellas, indicativo “Ruta”, logró divisar al
portaaviones HMS Invincible, su jefe advirtió el lanzamiento de un misil y,
mientras realizaba un viraje a baja altura, lanzó sus Chaff. El proyectil se
desvió, hizo impacto en el agua, detrás del avión aunque alcanzó a producirle
algunas averías en la punta del plano que no impidieron su regreso a salvo. La
segunda, con el indicativo “Rifle”, partió inmediatamente después que los
“Ruta” y fue interceptada por Sea Harrier. En esta ocasión, los aviones
ingleses lograron ubicarse dentro del alcance necesario para lanzar sus
Sidewinder y derribaron al Canberra tripulado por el teniente Eduardo De Ibáñez
y el primer teniente Mario González quienes se eyectaron pero no pudieron ser
rescatados. Así, el escuadrón sufrió las primeras bajas en el Batalla Aérea de
Malvinas.
Esta primera experiencia, y el sistema de detección temprana
establecido por la flota, el poderoso arsenal misilístico de las naves y las
constantes Patrullas Aéreas de Combate para interceptar los ataques aéreos hizo
que los Canberra, por sus características, no pudieran participar de los
siguientes ataques a la flota.
Con los nuevos elementos, el escuadrón veló sus armas. Luego
del desembarco inglés del 21 de mayo en San Carlos y afianzadas las tropas
ingleses en el terreno, los Canberra fueron los elegidos para realizar misiones
que ningún otro avión argentino estaba en condiciones de llevar a cabo: Bombardeos
Nocturnos.
Los vuelos comenzaron el 26 de mayo. Durante cinco días, las
tropas desembarcadas en San Carlos fueron bombardeadas, noche tras noche, por
antiguas aeronaves que gracias a su nuevo sistema de defensa, se transformaron
en indetenibles. El 31 se realizaría la última misión en esa zona porque, a las
dificultades lógicas de este tipo de bombardeo, se sumaba la situación
meteorológica de la zona – casi siempre adversa – todo lo cual hacía que los
lanzamientos no tuvieran la exactitud deseada, y en el lugar se encontraba gran
cantidad de prisioneros de guerra argentinos capturados tras la caída de
Darwin.
A partir de ese momento, las tropas inglesas en los montes
que rodean a Puerto Argentino fueron el objetivo nocturno de los Canberra y su
efectividad fue tal que el almirante Woodward debió iniciar una acción
imprevista que se llamó “Operación Cambelow”. Durante la noche, una fragata y
un portaaviones se acercaban a las islas para poder lanzar sus patrullas aéreas
de combate con la máxima anticipación posible en un intento de interceptar los
bombarderos argentinos.
Canberra Mk 62 B 109 sobreviveinte de la última misión de la Fuerza Aérea Argentina sobre Malvinas |
Esto tampoco detuvo a los tozudos hombres del escuadrón. Se
acercaba el asalto final y aún así, todas las noches, los observadores de
Puerto Argentino, podían ver los montes iluminarse de explosiones y sus almas
asediadas no se sentían solas. En estas horas, la actuación del Escuadrón
Canberra fue de gran importancia, no sólo por los daños y bajas que el poder de
sus bombas causaba en el enemigo, sino también para levantar la moral de las
tropas argentinas.
El último día de combate de la Fuerza Aérea Argentina,
también tuvo como protagonista al Escuadrón Canberra. A las 21:30 del 13 de
junio, dos aviones, matrículas B-108 y B-109, decolaron de Río Gallegos para
apoyar el accionar de las defensas terrestres en Puerto Argentino. Al llegar al
blanco, el B-109 pudo realizar su lanzamiento sin problemas pero, apenas hubo
lanzado sus bombas el B-108, tripulado por los capitanes Roberto Pastrán y
Fernando Casado, fue alcanzado por un misil que destruyó parte del avión. El
otro había alcanzado a lanzar sus chaff y bengalas y logró regresar indemne a
su base. Al día siguiente cesaron las hostilidades.
Canberra B-108 derribado por un misil Sea Dart, del Hms Exeter. Fue el último avión argentino caído en Malvinas |
Cuando los prisioneros argentinos regresaron al continente,
debieron llenar, por escrito, “Interrogatorios a Personal que participó en el
Teatro de Operaciones Malvinas”. Uno de los puntos a completar era “Comentarios
del Enemigo” y, al revisarlos, pueden observarse varias referencias al Canberra
en las que se escuchó decir que debían haber sido renovados en su equipamiento
por lo exacto de sus bombardeos y su accionar eficiente.
El sistema de contramedidas electrónicas, que había
comenzado a tomar forma por el empeño de unos jóvenes adolescentes de Paraná
probó su efectividad, a un punto tal que, los únicos dos aviones Canberra
derribados fueron los que no pudieron lanzar los Chaff fabricados por la
tallarinera ni las bengalas caseras.
Izquierda Chaff en el aire - Derecha el efecto de interferencia que produce en el radar ocultando al avión que los lanzó |
Actualmente, la tallarinera industrial y los lanzadores de
bengalas y chaff, pueden observarse en la sala histórica de la II Brigada
Aérea, como muestras del ingenio, capacidad y profesionalismo de su personal,
para crear una mínima posibilidad de defensa en el combate.
Esta ingeniosa idea salvó la vida a los pilotos de los Canberra durante la Guerra de Malvinas.
El ingenio es un arma mucho más poderosa que cualquiera que haya inventado el hombre y como dice el dicho ¨más vale maña que fuerza¨.
Grande el avion y mas aun el espiritu de los hombres que lo volaron, Gloria a los caidos en accion de armas y siempre orgullosos de ser canberristas.
ResponderBorrarCoronel FAP Luis Sotomayor
Hoy se necesitaría de ese ingenio y de ese coraje.. pero creo que no se tiene aquella esperanza
ResponderBorrarGloria eterna a los caídos..
ResponderBorrarSinceramente lo narrado me alegra y entusiasma como argentino, pero no dejo de pensar en los nuestros que dieron sus vidas por la patria,
ResponderBorrary políticos inescrupulosos están rifando su riqueza. Gloria y
Viva la Patria
La verdad si, lastima no se logro más logros distintos en conflicto, Malvinas
ResponderBorrarHoy tendría haver enseñanza sobre el tema ..
Siempre se contará con el ingenio lo que se tiene que contar es con hombres que dirijan bien los destinos de la patria, una casta de hombres con visión de futuro comprometidos con la patria, me acuerdo una frase que pronunciaba mi abuelo hoy un argentino te fábrica una gomera y al tiempo te hace una escopeta,me acuerdo que con mi primo fabricabamos nuestros kartines con ruedas de rulemanes y los sorprendimos a nuestros abuelos y padres con nuestros inventos les poníamos nombre a nuestro autos y hoy me río porque hay auto que salen con esos nombre, había un pibe amigo que le decían puerco espin y a un autito le pusimos spin kart, y ahora viene el Chevrolet spin mi primo le dicen catu y ahora dale la citroen catus, digo más el es mecánico de la segunda brigada aérea en para por el sobre nombre lo van a sacar a tengo otros nombres de autos me lo reservo estoy esperando a las automotrices que se contacte a si le doy nombre jajajaja.
ResponderBorrarSi lamentablemente se perdió la guerra; pero demostramos al mundo que la Royal Naty era una flota de hojalata!!! Que los conscriptos fueron hombres valientes que lucharon “ cuerpo a cuerpo”
ResponderBorrarMis respetos para la hermana república de Argentina: pararse ante la segunda potencia naval de la época y un poder nuclear? Eso no lo hace cualquiera. Respetos profundos a los héroes caídos en Malvinas defendiendo el suelo Argentino. Malvinas Argentina!!! Saludos desde Colombia.
ResponderBorrarYo como soldado clase 63 hice la colimba en el 82 en la fuerza aerea como PM comando en palermo y edificio Condor , en esa epoca un grupo de unos 6 soldados y yo fuimos designados en comision durante duro la guerra fuera del cuartel a la fabricacion de estos señuelos , recuerdo que era en una imprenta ...... la historia es larga y con orgullo poder haber ayudado en el conficto desde el continente
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